Adjunto unos párrafos traducidos del articulo publicado ayer en la «Süddeutsche Zeitung»
«Para los proyectos grandes, como la sala de conciertos de Hamburgo se engaña y se oculta. El gremio alemán de la construcción está exigiendo nuevas leyes.
Stuttgart 21, aeropuerto de Berlín, Filarmónica del Elba: Tres grandes obras, tres desastres. Según el gremio de la industria alemana de la construcción, los crecientes costes en proyectos de prestigio no son accidentales, son resultado del sistema. La política oculta los costes reales con el fin de evitar discusiones. ¿Cómo hacerlo mejor?(…).
Después de cada ceremonia de primera piedra, un drama.
La Filarmónica del Elba : 77 millones de euros que debería costar – nuevo precio: 575 millones de euros. El aeropuerto de Berlín: Presupuesto inicial 2500 millones de euros – ahora estará probablemente en cuatro mil millones. La estación de tren de Stuttgart 21: Se estimaba en 4900 millones de euros- ahora las estimaciones son cerca de seis mil millones de euros. (…)»
Max Hagler
En época de poca solidaridad, queremos dar una señal y llorar juntos con el gremio alemán de la construcción.
En este articulo que salió ayer en la prensa alemana se critica la poca transparencia en la construcción de obras publicas. Y reflexionando sobre las que se han hecho en España y en todo el mundo, donde el presupuesto final es muchas veces superior al precio estimado, nos damos cuenta que el cambio en las leyes de contratación publica que pide el gremio de la construcción se debería hacer extensible a más territorios.
Totalmente de acuerdo, Pedro. Hay tantas y tantas cosas que se deberían revisar en la contratación pública… y los tiempos de crisis -tiempos de espera al fin-, pueden servir para reflexionar sobre lo hecho y lo que se puede y se debe mejorar.
Respecto a los sobrecostes, todos los que hemos trabajado en obra pública sabemos que no siempre la culpa es de los proyectistas o la Dirección de obra, muchas veces nacen de directrices políticas que obligan a infravalorar las obras, y luego aparecen «las sorpresas» con el transcurrir de los trabajos, al manejar precios reales y no ficticios. Igual es un tema polémico, y perfectamente podría ser tema de debate en alguna mesa redonda en el Colegio… Ojalá algún día se dé.
Mal de muchos, consuelo ….
Lo primero que pienso es que nuestro humilde Parque de la Infancia (Elemental-Chile)
Pasó de U$D 5 millones a U$D 9 millones.
Esto se debe a una falta de desarrollo del proyecto que impide su valoración real y en eso hay muchos factores que influyen.
Pero claro, la tentación de «desconocer» el costo real, sobretodo cuando se está discutiendo el retorno social de un proyecto es muy superior al rigor profesional que implicaría proyectarlo completo y valorizarlo bien.
Slds